Cuando tenía 18 años, vi a un panadero gritarle a un chico por robar pan.
El chico no lloró. Simplemente miró al hombre y dijo: “Tú tienes estanterías. Yo tengo hambre.”
El panadero respondió: “Y yo tengo reglas.”
Me quedé ahí, paralizado. No sabía a quién admirar, ni a quién temer.
Solo más tarde lo entendí: ambos eran éticos. Solo uno tenía estructura.
EL PORQUÉ
Como dueño de una micro o pequeña empresa en los Países Bajos, ya vives en un estado de sobrecarga ética: problemas con el personal, estrés fiscal, presión de proveedores.
Intentas “hacer lo correcto”, pero ¿qué es lo correcto cuando el tiempo, el dinero y la energía son finitos?
Aquí está la trampa:
Confundimos ética con rasgos de personalidad—ser amable, justo, paciente, transparente.
Pero la personalidad no escala. La estructura sí.
Si la ética de tu empresa depende de cuán descansado, enojado o esperanzado te sientas hoy, eso no es ética, es gestión del estado de ánimo.
La gobernanza no es un lujo corporativo. Es lo que hace que la ética sea utilizable.
LOS NÚMEROS
Vamos a ser brutalmente específicos:
- €8.000 en multas: por un solo error en los datos de un empleado bajo la AVG (GDPR).
- €1.200/mes: el coste oculto promedio de la “toma de decisiones informal” en equipos de 10 personas (retrasos, malentendidos, reprocesos).
- 38% de las quiebras de pequeñas empresas implican mala gestión interna, no fraude, solo confianza sin estructura.
Y sin embargo, la mayoría de los pequeños empresarios no tienen ni un solo protocolo escrito para conflictos de interés, roles dobles o acceso a datos.
Confían en el “sentido común”. Pero el sentido común es solo tu sentido.
LO QUE NADIE TE DICE
En la cultura emprendedora neerlandesa, hay un fetiche por la informalidad.
“Lekker pragmatisch,” dicen.
“Geen gedoe.”
¿Pero el resultado?
Tu negocio se convierte en un culto a la personalidad, tu personalidad.
Crees que tus empleados confían en “la empresa”, pero en realidad solo confían en ti.
Y en el momento en que te quemas, te vas o cometes un error… la confianza se derrumba.
No construiste una empresa. Construiste una dependencia.
La estructura no mata la espontaneidad.
La preserva, la protege, y garantiza que sobreviva más allá de ti.
BRÚJULA DE DECISIÓN
Pregúntate, esta semana, no la próxima:
- ¿Puede alguien de mi equipo decirme “no” sin miedo?
- ¿Nuestras decisiones éticas se pueden repetir, sin importar quién esté al mando?
- ¿Tenemos un protocolo para manejar zonas grises (regalos, roles dobles, sesgos de clientes)?
- Si yo desapareciera por 3 meses, ¿mi empresa seguiría actuando “éticamente”?
- ¿Dónde estamos usando la amabilidad como sustituto de una política?
REFLEXIÓN FINAL
La ética no es un estado de ánimo. No es carisma, amabilidad ni estilo de liderazgo.
Es la elección de diseñar claridad donde la ambigüedad tienta al poder.
Es la dignidad del límite.
Sin estructura, tu ética es solo tu personalidad en un buen día.
Con estructura, se convierte en un sistema en el que otros pueden confiar, incluso cuando no estás en la sala.
Y ahí, querido emprendedor, es donde comienza la verdadera libertad.
Co-Creator of Xtroverso | Head of Global GRC @ Zentriq
Paolo Maria Pavan es la mente estructural detrás de Xtroverso, combinando la perspicacia en cumplimiento con la previsión empresarial. Observa los mercados no como un comerciante, sino como un lector de patrones, rastreando comportamientos, riesgos y distorsiones para guiar la transformación ética. Su trabajo desafía las convenciones y recontextualiza la gobernanza como una fuerza para la claridad, la confianza y la evolución.